Amor propio o egoísmo
- Vero Canto Martínez
- 16 mar 2022
- 3 Min. de lectura
A lo largo de nuestras vidas escuchamos expresiones como “Solo piensas en ti misma”o “Crees que solo se trata de ti” ¿Te ha pasado?
Esto sucede porque en muchas ocasiones pensar en ti misma es entendido como señal de egoismo o como falta de interés en la gente que te rodea.
En este artículo te quiero platicar de algunas ideas y creencias erróneas que giran al rededor del hecho de dar prioridad a nuestras emociones, anhelos, objetivos en la vida.
Pensar en ti, lejos de ser un acto egoísta, en muchas ocasiones mejorara tu bienestar personal y ayuda a los que te rodean a ser más autónomos.
Tu forma de ser, la que has construido desde que eres pequeña por la forma en la que fuiste criada y educada, guía la forma en la que te comportas y percibes los conceptos de amor propio y egoismo afectando la relación contigo misma y las personas que te rodean.
¿Voluntad o deber?
En ocasiones te puedes sentir responsable de los demás; de como piensan, sienten y actúan. Esto puede ser muy desgastante y abrumador. Te puede llevar a exigirte demasiado y a subestimar la responsabilidad de la otra persona.
Pero, ¿Tienes claro para qué ayudas al otro?.
Para algunas personas, en el cuidado del otro se esconden el querer sentirse útiles, valiosas o indispensables para afianzar el afecto o el lugar que ocupan en una relación.

Cuando estas conductas perduran pueden perder el sentido original y ser tomadas poco a poco como obligaciones, tanto para la persona que recibe el cuidado como para la que lo brinda.
No hay que dejar de lado que como mujeres, tradicionalmente se nos ha mirado desde un papel de cuidadoras y responsables del bienestar de la gente que nos rodea, pero ya no tiene que ser así.
¿Cuál es el límite?
Ayudar y cuidar es algo que naturalmente nos hace sentir conectadas a quienes nos rodean. Saberte capaz de ayudar a los demás en determinadas circunstancias es necesario y contribuye al bienestar emocional.
Sin embargo, esto necesita ser compartido, reciproco y sobre todo ejecutado desde la voluntad y la consciencia de dar y no desde la sensación de obligación.
Necesitamos tener cuidado cuando sentimos que perdemos la capacidad decir “no” y asumimos ser siempre la persona que sede o que debe tomar responsabilidad de solucionar el problema.
Entonces, ¿Eres egoísta por sentirte cansada, saturada y con deseos de decir “ya no quiero”?
No eres egoísta al desear y sentir deseos de que las cosas cambien. Poner nuestras necesidades abajo de los demás puede causar malestar, sobre carga e incapacidad para identificar tus propias necesidades.
Sobrecuidar del otro, no solo te daña a ti, también evita que las otras personas desarrollen sus habilidades para resolver sus propios asuntos.
¿Realmente ayudamos al otro cuando resolvemos todo?
Cuando nos entregamos a la voluntad del otro, muchas veces le estamos obstaculizando el desarrollo de habilidades emocionales y prácticas para la vida.
La sobreprotección no solo se da de madres y padres hacia los hijos. También surge de hijos a padres, entre miembros de la pareja y hasta en relaciones familiares y de amistad.
La decisión de sobrecuidar del otro no solo te daña a ti, también evita que las otras personas desarrollen las habilidades necesarias para resolver y gestionar sus propios asuntos.
Además, esto puede generar un deficit en la capacidad de reconocer tu esfuerzo y el de los demás. Ya no nos miramos con gratitud y reciprocidad , sino con demanda y obligación.

¿Cuáles son las señales de alarma?
¿Cuándo es el momento de volver a revisar la decisión que tomate respecto a tu forma de relacionarte con los demás?
Si percibes cierta obligación ante las peticiones.
Si estas te crean un conflicto interno con tus propias necesidades.
Si realizas lo que te piden por miedo a las consecuencias negativas que te pude generar no hacerlo.
Todas las personas queremos sentirnos aprobadas, aceptadas y especiales para la gente que nos rodea, sin embargo, existen diferentes formas de lograr esta conexión emocional sin tener que reprimir nuestras necesidades.
3 Tips para cuidar y fomentar tu amor propio
Delega y comparte responsabilidades familiares y sociales.
Gestiona tu tiempo. Determina un tiempo para compartir y ayudar dejando tiempo suficiente para ti y tus necesidades.
Está bien pedir ayuda. Revisa internamente si esta tarea es exclusiva para ti. Aprender a recibir ayudar es un acto de autocuidado.
La responsabilidad en el autocuidado y bienestar personal es fundamental para tu salud y la de tus relaciones personales.
Recuerda que pensar en ti, es también pensar en los otros. Es confiar en los demás, en la calidad afectiva de los vínculos que nos unen a las otras personas.
Es reconocer la capacidad de dar y recibir propia y de los demás.
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